CREER, SER PACIENTES Y NO RENDIRSE. LAS CLAVES PARA CONDUCIR NUESTRA VIDA

 Buenos días:

La vida está llena de altibajos que inevitablemente hemos de experimentar porque forman parte de nuestro camino. Cómo los vivimos depende solamente de nosotros. Las circunstancias son las que son y nosotros somos los que, a través de nuestra mente, hacemos que si toca sufrir lo hagamos con más o menos intensidad o, al contrario, si toca reír. Es como si estás viendo una película en el televisor y tú decides si la quieres escuchar bajito o en modo cine, con el volumen a toda pastilla.

Ese sentimiento que tú experimentas ante cualquier experiencia es lo que puedes graduar en tu interior y te afectará más o menos, según la intensidad con la que decidas vivirlo. Lo que ocurre es que no nos enseñan a manejar ese volumen y, por ello, hay personas que sufren más que otras. Por eso, es importante ser conscientes de ello cuando te enfrentas a cualquier situación que la vida pone a tus pies. Debes de pararte un segundo y preguntarte, ¿a qué nivel de volumen quiero vivir esto?. La situación es complicada y me apetece un drama, dale a tope al volumen. Tu mente trabajará sola y vivirás todo lo peor que tu mente se pueda imaginar. Que prefieres, estar más tranquilo, aunque toque una situación desagradable; trata de quitarle hierro al asunto y baja la intensidad de todo lo que te suceda en ese momento.

Al final de todo, he llegado a la conclusión que dentro de las distintas experiencias que nos toca vivir, sólo nosotros tenemos la capacidad de decidir en qué grado queremos que nos afecte. Pero, para decidir qué grado quieres primero has de ser consciente de ello y ponerlo en practica con diferentes niveles de volumen mientras vas experimentando tu propia película.

 
Por eso, concluyo con esta frase de hoy que habla de tres cualidades importantes que debemos desarrollar: creer, ser pacientes y no rendirnos. Estos tres aspectos nos ayudarán a poner en práctica y controlar a qué nivel de intensidad queremos experimentar todas las historias que inevitablemente hemos venido a vivir aquí. Ojo, no hay que agobiarse al principio. Esto es como cuando aprendes a conducir, que te faltan pies y manos para controlar pedales y mandos. Pero, una vez lo dominas, el coche (tu mente) anda solo (sola).

Buen miércoles y sube el volumen de tu vida.