Mostrando entradas con la etiqueta HAZ. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta HAZ. Mostrar todas las entradas

sábado, 29 de enero de 2022

Cap 9 Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga.

 Muy buenas Volador@, una semana más dispuestos a comenzar un nuevo vuelo. Comprendo que es difícil procesar e interiorizar todo lo que aquí desarrollamos fácilmente. Por eso, te pido que tengas paciencia y que trates de darle de vez en cuando una vueltecita a cada capítulo que, a priori, te choque más. Ten en cuenta que en cada uno trato de que pienses por tí mismo todos esos aspectos que normalmente pasas de largo. Ya sabes, estos diez minutos son esenciales para ti y debes acercarte a ellos olvidándote de todos esos patrones que hasta ahora reconocemos como sociables o habituales. Si estás list@ vamos a por un nuevo Vuelo del Ser.


    Esta semana nos toca reflexionar sobre otro ogro que, muchas veces, no nos deja volar nuestra vida con tranquilidad o por lo menos, disfrutar de ella. Y no es otra cosa que nuestras cargas o lastres que nos inculcamos para sentirnos un poco mejor pero, en realidad, consiguen el efecto contrario: amargarnos un poco más cuando no llegamos al objetivo marcado.


    El ser humano, por naturaleza, siente la necesidad de darse a los demás o ayudar a sus seres queridos o allegados. Como siempre, a través de un ejemplo, entenderemos un poco mejor a lo que me quiero referir. Un padre o madre con referencia a su hijo o hija, un hombre o mujer con respecto a su pareja, pariente o, por qué no, una amistad importante. Pretendemos querer arreglar la vida a todos los demás. Que padre no quiere lo mejor para su hijo, o que hijo (ya mayor) no desea lo mejor para su padre (convertido muchas veces en abuelo). Pues si,  hay infinidad de personas que se pasan toda su vida tratando de arreglar o, más bien intentando, la vida de los demás y no se dan cuenta que por mucha energía que gasten, cada ser tiene su camino y su vida. Tiene que pasar por cada uno de los acontecimientos elegidos experimentar y no hay otra alternativa que estar ahí con ellos, pero con querer tratar de evitarlos o querer cargar con ellos, en realidad, no solucionan nada. Más bien, empeoran la situación y, es más, pasan de largo todos los acontecimientos que cada uno de nosotros tenemos que, también experimentar o vivir.


    Es muy importante que tengas claro que tu paso por este mundo, o la experiencia que te aporta tu estancia aquí es para vivir una serie de acontecimientos previstos por ti para experimentar las sensaciones que los mismos te aportan. Lógicamente, participamos unos con otros para que todo pueda suceder. Para que yo pueda experimentar la sensación que produce experimentar un robo, tiene que haber un ladrón y una víctima o robado. Cada uno de nosotros desarrollamos un rol. Igual que quien actúa de ladrón, experimentará esa sensación robando. Él mismo, necesita también a quien robar.  Partiendo de esta premisa tan sencilla y que ocurre a diario entre muchos de nosotros o conocidos. Hay que tener en cuenta que tú, en realidad, eres partícipe de dicho hecho y que no vas a poder evitar jamás que ocurra.


    Muchos de nosotros achacamos este tipo de hechos a la suerte. Tema del que ya hablamos la pasada semana y que, créeme, yo sigo pensando más que es un mito que una realidad. Por que sino no tiene sentido alguno las situaciones que ocurren a diario y que, muchas personas, no pueden evitar. Un accidente de tráfico, por ejemplo, cuántos no ocurren de forma inexplicable. Hay quien conduce jugándose la vida a diario y hay quién es el mejor conductor del mundo y a la vuelta de la esquina se lleva el golpe que lo manda al otro barrio. Un accidente de tráfico, como cualquier otro acontecimiento: robo, violación, caída, o positivos que te toque la lotería, que apruebes una oposición, que seas arquitecto. 
Como siempre me voy de un lado a otro, pero ya sabes que me dejo llevar por lo que me sale a la hora de iniciar un vuelo. Pero quiero retomar la cuestión principal del vuelo de hoy. La carga de lastres por nuestro ímpetu de querer arreglar la vida de los demás. ¿Qué ocurre? Que casi siempre, no es que no lo consigamos, sino es que nos olvidamos de nosotros mismos. O más bien, para no querer enfrentarnos nosotros a nuestros propios miedos o frenos, buscamos entretenernos tratando de resolverle la vida a los demás. Si un hijo/a tuyo/a tiene que sufrir una caída en su vida la va a vivir, igual que si la evita. Si un familiar tuyo va a sufrir un accidente, lo tendrá por mucho que trates de impedirlo. Lo verdaderamente esencial de todo esto es vivir esa experiencia como algo normal, con las sensaciones que ello produzca pero, sobre todo, respetando los acontecimientos que a cada uno nos toca experimentar.


    De ahí que, como en un muchas ocasiones hemos comentado, el sufrimiento en exceso es innecesario ya que no sirve para evitar lo inevitable. Lo que sí quiero recalcar en el vuelo de hoy es la necesidad de recordarte a ti, si a ti es que antes de querer arreglarle la vida a alguien pienses una cosa. ¿Tengo yo la suficiente autoridad o como queramos denominar de decirle a alguien lo que tiene que hacer cuándo yo soy el primero que no lo hago?. Y no te mientas, ¿cuántas veces en tu vida le has dicho a un ser querido algo que, si lo piensas en voz alta, tú mismo no has sido capaz de hacer?. Hay un dicho muy popular que nos viene al pelo hoy: Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga. Pues bien hoy te diría yo, piensa lo que dices antes de hacer nada.  Porque quizás, quién más necesita un autoconsejo es uno mismo, no a quien tienes enfrente. A veces, tenemos que dejar el mundo correr y con esto no me refiero a no actuar, sino a autoactuar con nosotros mismos. Porque sólo cuando realmente nosotros mismos seamos sinceros con nosotros mismos, podríamos tener la autoridad de aconsejar a nuestro ser querido o amigo con total plenitud.



    Y todo está interrelacionado: sin aceptación no hay evolución. Piensa, cada vez que te dirijas a alguien a pretender arreglarle la vida. ¿Tengo yo la mía arreglada?. Pues los grandes logros empiezan por uno mismo. Si uno no es capaz de estar bien, jamás podrá repartir bienestar a los demás. ¿Por qué piensas que estoy hoy yo aquí? Precisamente, porque no me siento con la autoridad de decirte nada de lo que tú debas hacer. Yo, en realidad, comparto en voz alta mi experiencia para tratar de contagiarte y hacerte ver por ti mismo en qué situación estás tú. Y no vale de nada reprocharse, porque no hay nada que reprochar a nadie. Empieza por no reprocharte nada a tí y verás como, finalmente, no reprocharás nada a nadie más. Como se suele decir en términos coloquiales, para saber los efectos que producen nuestros actos primero hay que tomar de nuestra propia medicina. Es muy fácil criticar o arreglar el tejado del vecino, cuando el mío se sostiene por puntales. Y es que, cuando comiences a darte cuenta de la realidad que te rodea y que todo es inevitable, comenzará a sentir la sensación de no poder criticar a nadie, porque entenderás que cada uno de nosotros tiene su rol para que el contrario pueda experimentar dicha experiencia. 

     
    Por eso, hoy sólo te voy a pedir que pienses en ello sin prejuicios. Con total y absoluta normalidad y tranquilidad y con un aspecto crítico ante tu forma de pensar hasta ahora. Siempre se han dicho que las grandes certezas se consiguen cuánto más se cuestiona uno algo y trata de darle infinitud de posibles soluciones. Ahora bien, hay mucha gente que prefiere la comodidad de dime lo que tengo que pensar y creer que yo no me caliente mucho la cabeza que eso de pensar no va conmigo. Hay que empezar a vivir esa experiencia de cuestionarse muchas de las cosas que hasta ahora consideramos como normales y que aceptamos por el paso del tiempo. Sólo así conseguirás experimentar nuevas sensaciones y pensamientos. Cada hecho o experiencia puede tener multitud de causas o respuestas, sé atrevido y lánzate a buscarlas. 


    Bueno volador@ creo que lo vamos a ir dejando por aquí. Vamos a ir bajando en altura y acercándonos de nuevo a tierra para conectar con nuestra realidad que, aunque a veces sea incómoda, es más fácil de sobrellevar que no pensar de forma diferente.
Te agradezco nuevamente que me acompañes en esta aventura y hasta la próxima semana que amenazo con volver con más quebraderos de cabeza. Un inmenso abrazo.

En Motril a 29 de Enero de 2021
Javier Mercado

Sino quieres leer, puedes escucharnos a través de nuestro podcast:

O bien a través de nuestro Canal de Youtube: 

SINCERIDAD: HACER LO CORRECTO DE FORMA TRANSPARENTE

 Buenos días: Hoy quiero compartir uno de los muchos conceptos o definiciones de SINCERIDAD. algo que cada día brilla por su ausencia en la ...